VANGUARDISMO
El término vanguardia
procede del francés Avant-garde /ɑvɑ̃ gɑʁd/, un término del léxico militar que
designa a la parte más adelantada del ejército, la que confrontará antes con el
enemigo, la «primera línea» de avanzada en exploración y combate. Metafóricamente,
en el terreno artístico la vanguardia es, pues, la «primera línea» de creación,
la renovación radical en las formas y contenidos para, al mismo tiempo que se
sustituyen las tendencias anteriores, enfrentarse con lo establecido,
considerado obsoleto.
La vanguardia se
manifiesta a través de varios movimientos de vanguardia, los ismos, que desde
planteamientos divergentes abordan la renovación del arte, desplegando recursos
que quiebren o distorsionen los sistemas más aceptados de representación o expresión
artística, en teatro, pintura, literatura, cine, música, etc. Estos movimientos
artísticos renovadores, en general dogmáticos, se produjeron en Europa en las
primeras décadas del siglo XX y tuvieron su auge en Europa, desde donde se
extendieron al resto del mundo, principalmente América del Norte, Centroamérica
y América del Sur.
Cubismo
El cubismo en artes plásticas surgió en torno al año 1907 con pintores como Picasso o Braque. El cubismo literario apareció unos años más tarde y su máximo representante sería Apollinaire.
Como rasgos característicos de este movimiento, pueden citarse:
• Descomposición de la realidad y su observación desde diferentes perspectivas.
• Integración de diferentes artes. Esto explicará el género literario del caligrama (pintura + literatura) y el pictórico del collage (pintura + escultura + literatura).
• Pretensión de crear obras de arte con vida propia, independientemente de su parecido con la realidad.
• Eliminación de lo anecdótico y descriptivo.
• Fragmentarismo. El poema se suele convertir en una sucesión de emociones, ideas, anotaciones, etc.
• Espontaneidad. Se niega la elaboración formal posterior de la obra de arte. Se busca lo ilógico.
• Se huye del intelectualismo.
Dadaísmo
Tiene su origen en Zurich en 1916, durante la Gran Guerra, cuando un grupo de artistas, entre los que se encontraban Hugo Ball, Hans Arp o Richard Huelsenbeck, y a los que después se uniría el poeta rumano Tristan Tzara, iniciaron una serie de sesiones en un bar rebautizado Cabaret Voltaire , con la intención de lanzar, en palabras de Ball, "los más estridentes panfletos […] y para rociar adecuadamente con lejía y burla la hipocresía dominante".
Dadá pretendía ser diferente, no conformar un movimiento más. Los dadaístas querían acabar con el arte, bueno o malo, y con la noción misma de literatura. Representaron la negación absoluta. De ahí que su nihilismo acabara en un callejón sin salida. Tzara explicó tardíamente, en 1950, que para comprender muchos de los supuestos del dadaísmo había que imaginarse la situación de unos jóvenes "prisioneros en Suiza" en 1914 y dominados por el rechazo hacia toda forma de civilización moderna, incluido el lenguaje.
Expresionismo
Los representantes de este movimiento prefirieron hablar más de "postura vital" que de una corriente entendida como tal. En todo caso, el expresionismo se identificó frecuentemente con anticonformismo y sus exponentes fueron vistos como iconoclastas. El movimiento tendría sus momentos estelares durante la segunda década del siglo e inicios de la tercera.
El expresionismo no abstrae geométricamente las formas, como el cubismo, ni es una manifestación situada entre el sueño y la vida, como el surrealismo.
Surrealismo
El surrealismo como movimiento artístico nace en Francia en torno a 1920, aunque probablemente sus mejores manifestaciones se dan en España o proceden de artistas españoles. Su creador fue André Bretón y en torno a él se formó un importante grupo de artistas que residieron en París y que durante algún tiempo siguieron fielmente los dictados de la teoría surrealista: Louis Aragon, Juan Larrea, Luis Buñuel y Salvador Dalí, entre otros.
Ultraísmo
Aparece en España en la década de los veinte y es un reflejo en nuestro país del futurismo y del dadaísmo, pero también de la labor vanguardista de Ramón Gómez de la Serna. Sus rasgos característicos son:
• Integración de diferentes artes.
• Sustitución de los signos de puntuación por signos matemáticos.
• Exaltación de las máquinas y del mundo moderno.
• Ruptura de la disposición tipográfica tradicional.
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